La accesibilidad hace referencia al diseño de sitios web, aplicaciones y contenido digital de manera que sean accesibles y utilizables por todas las personas, independientemente de sus limitaciones físicas, cognitivas o técnicas. El objetivo es ofrecer una experiencia de uso equitativa, también para usuarios con discapacidades visuales, auditivas, motoras o intelectuales.
Una página web accesible tiene en cuenta, entre otros aspectos:
- Contrastes de color adecuados.
- Tamaños de fuente escalables.
- Textos alternativos para las imágenes (atributos alt).
- Lenguaje claro y comprensible.
- Navegación mediante teclado, sin necesidad de ratón.
- Compatibilidad con lectores de pantalla.
Ejemplo: un usuario ciego puede interactuar con una web accesible mediante un lector de pantalla que lee el contenido en voz alta, incluyendo descripciones de imágenes y una estructura lógica de la página.
La accesibilidad no es solo un compromiso ético y social, sino también un indicador de calidad. Además, en muchos países está regulada legalmente (por ejemplo, a través de normativas de accesibilidad digital o las directrices WCAG, estándares internacionales de diseño web accesible). Las empresas que apuestan por la accesibilidad alcanzan a un público más amplio, mejoran su SEO y generan una experiencia de marca positiva para todos los usuarios.