Un KPI (indicador clave de rendimiento) es un valor de referencia clave que permite medir el éxito de acciones, procesos o estrategias. Los KPIs ayudan a las empresas a hacer sus objetivos medibles y a evaluar de forma objetiva el progreso, ya sea en marketing, ventas, atención al cliente o gestión de proyectos.
Un KPI siempre está vinculado a un objetivo concreto. En el marketing online, algunos ejemplos son:
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Tasa de conversión: proporción de visitantes que realizan una compra o envían una consulta.
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Tasa de clics (CTR): cuántos usuarios hacen clic en un anuncio.
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Tiempo de permanencia: cuánto tiempo permanecen los visitantes en el sitio web.
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Tasa de rebote: cuántos visitantes abandonan la página inmediatamente.
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Ingresos o ROAS (retorno de la inversión publicitaria): cuánto dinero genera una campaña publicitaria en relación con sus costes.
Ejemplo: si el objetivo de una campaña es conseguir nuevos suscriptores a la newsletter, el número de registros semanales sería un KPI adecuado. Solo con estas métricas claramente definidas es posible reconocer si las acciones están teniendo éxito y si es necesario realizar ajustes.
Importante: los KPIs deben ser específicos, medibles, relevantes y orientados a objetivos. Demasiados KPIs, o mal seleccionados, diluyen el enfoque. Bien utilizados, en cambio, ofrecen orientación, transparencia y permiten tomar decisiones basadas en datos.